Los niños que se aficionan al ajedrez tienen la suerte de haber encontrado un juego (porque nunca hay que olvidar que el ajedrez sobre todo es un juego) que le resultará muy útil en su vida. Los padres cada vez están más involucrados en las tareas y aficiones de sus hijos, pero en el caso del ajedrez, muchos de ellos no saben jugar. Ese fue uno de los motivos por los que creamos la revista Capakhine, para aportar contenidos técnicos y motivadores a los pequeños, pero también para orientar a sus padres.

 Consejos para padres de ajedrecistas

En este artículo nos vamos a tomar la licencia de dar algunos consejos que tratan de, precisamente, orientar a los padres de ajedrecistas.

 

1.- Enseña a tu hijo a distanciarse del resultado

Veo con mucha fecuencia niños que al ganar su partida de ajedrez en un torneo, comienzan a gesticular con señales de triunfo. Una inmensa alegría que comparten con sus padres cuando salen de la sala de juego. Muchas veces miro con cierta inquietud como los padres celebran la victoria con ellos. Gritos de triunfo, abrazos, el niño es apretado y felicitado durante largos minutos. ¡Choca esos cinco! ¡Eres el mejor! ¡Ole mi niño! ¡Eres un campeón! Y siguen los apretones y zarandeos festivos. Incuso alguna llamada teléfonica a algún familiar para darle la buena noticia y que pueda felicitarlo en directo. No se confundan si los observan... no les ha tocado la lotería... pero el niño ha ganado...

Normalmente esos niños son los mismos que, cuando pierden, rompen a llorar, se muestran desconsolados, se enfadan o incluso quieren abandonar el torneo (o el ajedrez). Sus padres también los abrazan ahora, los consuelan, les recuerdan lo buenos que son, les aseguran que la siguiente partida la ganaran... Y estos padres se preguntan por qué sus hijos sufren tanto cuando pierden.

A grandes celebraciones y alegrías tras la victoria, grandes sufrimientos tras la derrota. Suele ser proporcional. El ajedrez es un juego y deberías transmitirle a tu hijo la importancia de disfrutar del juego por encima del resultado. 


2.- Premia el esfuerzo

Insisto en que no se debe valorar el resultado por encima de todo. En cambio sí debemos valorar el esfuerzo. Una partida de ajedrez puede ser una lección de vida. Si queremos que nuestros hijos se impliquen en sus cometidos y se esfuercen en las tareas que emprenden, tenemos una gran oportunidad de mostrárselo con el ajedrez.

Es cierto que es muy difícil que los niños más pequeños dejen de jugar a un ritmo vertiginoso. Ya lo comentamos en el artículo Cómo conseguir que tu hijo no juegue tan rápido al ajedrez. La realidad es que si los niños asimilan como algo natural el jugar la partida en un abrir y cerrar de ojos, a pesar de que se trate, incluso, de una partida lenta, iremos por mal camino. En el citado artículo doy algunos consejos al respecto.

En cualquier caso, tomarse en serio la partida, es algo que va más allá del rato que dura ésta. Preparaciones y concentración antes de la partida o analizar con el rival y luego con el profe tras jugarla son buenas costumbres que ayudarán a realizar cierto esfuerzo como una actitud asimilada como natural.


3.- Muéstrale el valor del estudio

No hay nada como un buen libro. Acostumbrarse a dedicar un rato a reproducir partidas de un libro en el tablero, a aprender con los comentarios y a disfrutar del ajedrez. Ya recomendamos en un artículo anterior cuáles son algunos de los mejores libros de ajedrez para niños, del mismo modo que recomendamos algunos títulos de libros para clases de ajedrez.

 


4.- Transmítele que el ajedrez no es solo jugar.

Hay niños que solo disfrutan jugando, pero probablemte esto es así porque nadie los ha guiado un poco en el mundo del ajedrez. Seguro que en su club de ajedrez o con su monitor, tendrá la oportunidad de conocer un poco mejor el mundo del ajedrez y disfrutar de tareas como la resolución de problemas, el análisis de partidas, las restransmisiones en directo de torneos de élite, los vídeos de YouTube o los artículos de ciertos blogs.

Es cierto que internet es un lugar complicado y la información que encontramos es bastante desigual. Precisamente en la sección Manual de supervivencia para padres de ajedrecistas del número 9 de Capakhine doy algunas recomendaciones al respecto.


5.- Trata de que practique con frecuencia

Me ha pasado varias veces que doy clases a un niño que no juega nada. Ni practica en internet ni va a jugar torneos, ni aparece por su club... Al fin y al cabo el ajedrez es un juego. Cuando pasen los años tal vez decida no jugar nunca y acabe disfrutando del ajedrez de otra manera, como viendo partidas de élite por internet o resolviendo los problemas de un libro. Pero de momento, si queremos que se mantenga esa afición por el ajedrez, el niño debe practicar.

Si no tiene ocasión de asistir a un club o de jugar torneos de vez en cuando, por lo menos será bueno que juegue con cierta regularidad en algún portal de juego.


6.- No seas sobreprotector

Esto tiene mucho que ver con lo que hablamos en el primer punto, sobre la reacción ante el resultado. Pero también tiene que ver con la actitud de los padres durante las partidas. Algunos tienen un comportamiento casi enfermizo, muy preocupados por si al niño le hacen trampas, o si le puede ocurrir algo mientras juega.

Los torneos de ajedrez infantiles cuentan con árbitros y personal profesional, acostumbrado a cuidar de los chicos y de la buena evolución de los torneos. ¡Hay que confiar un poco en ellos!


7.- Asegúrate de que disfruta

En lugar de recibirlo tras la partida con la pregunta: ¿has ganado? pregúntale ¿lo has pasado bien? Será un buen comienzo. No lo obligues a jugar y ten especial cuidado si tú eres ajedrecistas y quieres transmitirle el amor por el juego. Tal vez tu hijo pueda ser muy feliz jugando al waterpolo. Déjale elegir.

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